Por: Félix Hernández
Nos han enseñado que el futuro lo construye quien se hace las preguntas adecuadas. Una de ellas en este momento sería: ¿cómo mejorar nuestra industria? Ya Sócrates, mediante una serie de preguntas, conducía a su interlocutor al descubrimiento de la verdad. Así, nos imaginamos al filósofo guiando el conocimiento de sus discípulos mientras pasean por un patio despejado, con vegetación y alguna fuentecilla recoleta. Él les pregunta sabiamente y ellos se conectan a su interior y finalmente el conocimiento aflora y los guía.
Pues bien, aunque pueda resultar paradójico, esto mismo sucede con las tecnologías 4.0 y, en concreto, con las industrias que han acometido su transformación digital. Trataré de explicarlo a continuación. Para ello, cambiemos de escenario:
Imaginad una nave de un polígono del siglo XXI y varias cadenas con autómatas y operarios trabajando conjuntamente. Es primera hora del turno de mañana y el director de planta convoca la reunión de coordinación de equipo. Se trata de un momento importante: allí están los diferentes responsables de los departamentos, aunque sobresalen especialmente los de producción y calidad. Se prepara una especie de ritual que suele interpretarse como un reporte diario o, tal vez, una repetida secuencia de preguntas que el máximo responsable de la factoría hace a su equipo.
Este ritual ha cambiado mucho en los últimos años. Antes aquello era más parecido a una pelea por ajustar el dato para saber cuál era la producción real descontado las mermas, como una batalla de folios y planillas desactualizadas, un intentar aclarar lo que había pasado la noche anterior o tratar de encubrir los errores… Ahora todos miran con atención un gran cuadro de mando en un panel de pantallas. Otros complementan la información con un breve resumen de sus terminales de trabajo. La verdad está allí… y punto. Sencillamente detrás de esos recuadros “danza” la fábrica.
Sí, la verdad está allí y no es otra que los números que se ven y se estudian, los gráficos y semáforos que muestran la productividad, toda la información extraída, elaborada y trabajada desde los propios “objetos conectados” de la fábrica, los robots o los autómatas que van y vienen asistiendo y alimentando las líneas. Y es el cruce con el resto de los sistemas de la factoría, el ERP que coordina los pedidos o cualquiera de los sistemas TI logísticos o el propio control de asistencia del personal.
Antes el empresario se enorgullecía de adquirir el último modelo de una máquina mucho más rápida o potente; ahora la flexibilidad, la personalización y la producción “real time” de las industrias 4.0 hacen que la susodicha máquina esté siempre conectada. Se necesita el enchufe de la red igual que el enchufe de la corriente: es la red OT, la red de operaciones de la factoría en contraposición a la ya conocida red IT de las oficinas. Ahora el director no quiere los datos una vez al día, ¡los necesita constantemente y en todo momento! Y se enorgullece de ello.
Una fábrica al uso puede generar teras de información útil en un simple turno, no hay tiempo para cruzar la información. La producción es un deporte de riesgo y nunca espera. Y retomo ahora el comienzo de este post. Éstas son las famosas preguntas de la nueva mayéutica industrial: “¿se cumplen los plazos de entrega? ¿Qué elemento provoca retrasos? ¿Es posible reencauzar una orden de servicio mal especificada? ¿Qué test de no calidad de los productos genera preocupación? ¿Hay suficiente stock de materia intermedia? ¿Cuántas horas extras de los trabajadores se precisan? ¿Se estamos preparando una respuesta al análisis predictivo de mantenimiento? ¿El equipo de planificación ha realizado una simulación para el próximo grupo de entregas?
Como veis, el reto de Industria 4.0 es grande. Telefónica Empresas quiere ayudar a resolverlo con éxito. Por eso, entre otras acciones, el pasado mes de marzo firmó un acuerdo de colaboración con la empresa Geprom para trabajar conjuntamente en los sectores industriales: automoción, empresa auxiliar, fabricación, alimentación, farmacia, logística, energía… con soluciones que cubren todo el ciclo fabril: desde el aprovisionamiento, la fabricación flexible, el mantenimiento, el control de calidad, la logística-almacén e información de consumos energéticos. Para Telefónica Empresas es un orgullo “conectar” sus fábricas por el valor que supone no solo securizar la capa de infraestructura básica inferior, la red y los servidores, sino también ahora, llegar a la serie de plataformas que articulan la columna vertebral de lo que se denomina industria 4.0.
Y es que nuestra industria será competitiva solo si incorpora estas nuevas herramientas. Muchos lo llaman transformación, pero la clave es verlo en términos de oportunidades y de retornar a nuestro país producto de mayor valor. Porque -no os olvidéis- la gran pregunta es ésta: ¿Cómo mejorar nuestra industria? Y esta pregunta marcará nuestro destino… algo así como si implementásemos un trascendental Kaizen a lo socrático y en esta fusión de lo oriental y lo occidental, lo digital y lo conectado, estuviese la gran respuesta que necesitamos.
Para facilitar el camino que da respuesta a cómo mejorar nuestra industria, Telefónica Empresas dispone de una ruta específica en su Centro de Demostraciones, como muestra este vídeo: