Llegados a este punto debemos combinar la medición con un software de monitorización y gestión energética. Estos softwares se caracterizan porque:
- Se integran con equipos de medición
- Recogen los datos en tiempo real
- Almacenan los históricos
- Permiten exportar los datos de la monitorización en varios formatos o crear informes personalizados.
Pero monitorizar NO equivale a gestión ni a ahorro.
1.- En un primer paso, la monitorización nos sirve para detectar potenciales ahorros y puntos problemáticos en el consumo. Nos permite construir un modelo de consumo teórico que muestra cómo se distribuye el gasto energético de la fábrica.
2.- Sobre esa base, como siguiente paso, es el momento de analizar del comportamiento de la instalación en tiempo real. La monitorización en este punto sirve para comprobar desviaciones y descubrir por qué ocurren. Mediante la conectividad con otros sistemas, podemos relacionarlo con:
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- El turno de trabajo
- La orden de fabricación en curso
- El porcentaje OEE
- El calendario de mantenimiento
- etc.
Toda esta información debe servir para proponer medidas y ajustes en el consumo que deriven en la optimización de los recursos energéticos.
3.- Por último, en el control, la monitorización sirve para ver rápidamente si las medidas aplicadas sirven para ahorrar energía. Por ejemplo, si se aplican automatismos de control en clima, luces… para comprobar que éstos funcionan.
Gracias al análisis de estos datos se optimiza la comprensión de la información a través de informes de KPIs energéticos que sirven para tomar decisiones de forma mucho más precisa y ágil.
Los sistemas de monitorización para la gestión energética ayudan a detectar de forma más acertada cualquier desviación o problema que se pueda dar en los procesos de fabricación. El análisis de esta información sirve para diagnosticar problemas rápidamente gracias a la visibilidad en tiempo real de dónde y nos permite medir la eficacia de las políticas de ahorro energética.
Un ejemplo sería poder secuenciar las ordenes de producción en función del consumo según tipología de producto con el propósito de reducir la cantidad de energía utilizada.
La eficiencia energética jugará un rol cada vez más relevante en la transformación del sector industrial en uno más sostenible.
Desde el Gobierno se sigue apoyando a las energías renovables y la eficiencia energética a través de ayudas a la creación de comunidades energéticas y el autoconsumo, medidas de sostenibilidad en la industria y el turismo, y aprobando normativas como la de los Certificados de Ahorro Energético, que impulsará la inversión en tecnología de eficiencia energética y reforzará el volumen de ahorros exigidos por la directiva de eficiencia energética.
También desde las administraciones hay muchos esfuerzos puestos en la digitalización de las empresas. Claramente, las nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial, Machine Learning, Big Data, etcétera, son herramientas clave en el futuro de la eficiencia energética.