En este escenario, la realidad cotidiana se ve afectada por una serie de retos que podrían evitarse con la implementación de esta herramienta esencial.
La falta de un GMAO significa que la empresa carece de una visión integral y en tiempo real de sus operaciones de mantenimiento. La gestión de activos se vuelve más complicada, ya que la empresa depende de métodos manuales y registros en papel, lo que conlleva a una mayor probabilidad de errores y omisiones.
El mantenimiento preventivo, clave para prolongar la vida útil de los equipos y reducir costes, es difícil de planificar y gestionar eficientemente sin un sistema automatizado. Las actividades de mantenimiento se vuelven reactivas en lugar de proactivas, lo que aumenta los tiempos de inactividad no planificados y los costes asociados.
La ausencia de un GMAO también dificulta la toma de decisiones fundadas en datos objetivos. La falta de datos en tiempo real sobre el rendimiento de los activos, y tendencias de averías impide que la empresa ajuste estrategias y optimice procesos de manera efectiva.
Además, la gestión del inventario de piezas de repuesto se vuelve más compleja, con un riesgo aumentado de exceso o insuficiencia de stock. La empresa enfrenta desafíos en la programación de tareas de mantenimiento, lo que afecta negativamente la disponibilidad y confiabilidad de los activos.
En resumen, la realidad de una empresa industrial sin un GMAO implica una gestión de mantenimiento menos eficiente, mayores costes operativos y una menor capacidad para adaptarse proactivamente a cambios en el entorno operativo. La implementación de un GMAO se presenta como una solución integral para superar estos retos y mejorar la eficiencia operativa a largo plazo.